Este domingo, Rusia desató un ataque masivo sobre Ucrania, considerado el más grande de los últimos tres meses, con más de 120 misiles y 90 drones dirigidos a infraestructuras críticas. El ataque dejó al menos ocho muertos y decenas de heridos, además de graves daños a la red energética del país.
Impacto en Sumy y otras regiones
En Sumy, al norte de Ucrania, un edificio de nueve pisos fue impactado por un misil, causando la muerte de ocho personas, incluidos dos niños. Más de 400 residentes fueron evacuados, mientras rescatistas buscaban supervivientes entre los escombros.
Otras regiones afectadas incluyen Mykolaiv, donde un ataque con drones mató a dos personas e hirió a seis, entre ellos dos niños. En Odesa, dos empleados de la compañía eléctrica Ukrenergo murieron tras otro bombardeo. Explosiones también se reportaron en Kiev, Zaporizhzhia y Dnipró.
Daños a la infraestructura energética
El objetivo principal de los ataques rusos fue la infraestructura energética, dejando sin electricidad y agua a varias zonas de Odesa, Kiev y Leópolis. DTEK, operador energético de Ucrania, informó que este es el octavo gran ataque contra sus centrales en 2024. La ONU confirmó daños significativos en subestaciones eléctricas que abastecen a las plantas nucleares del país.
Respuesta internacional y perspectivas
En medio de esta ofensiva, Estados Unidos autorizó el uso de misiles de largo alcance para Ucrania, lo que podría escalar el conflicto. Polonia también movilizó aviones en su espacio aéreo como medida preventiva.
Mientras tanto, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy destacó la necesidad de reforzar las defensas aéreas del país, especialmente de cara al invierno. A pesar de los ataques, Zelenskyy reiteró su compromiso de buscar soluciones diplomáticas antes de 2025, aunque las posturas de Kiev y Moscú permanecen irreconciliables.