Cumbre de los Brics: Putin impulsa un bloque antioccidental con aliados clave

Desde marzo de 2023, sobre Vladimir Putin pesa una orden de arresto internacional. Sin embargo, esta semana, de martes a jueves, el presidente ruso tiene la oportunidad de sentirse como un nuevo Pedro el Grande, pero con un objetivo distinto: alejar a Rusia de Occidente, al que considera su enemigo.

En 2007, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, Putin criticó los intentos de Estados Unidos de crear un mundo unipolar y cuestionó el papel de la OTAN en Europa. Ahora, 17 años después, como anfitrión de la cumbre de los Brics en Kazán, busca consolidar su sueño de un gran frente antioccidental. En esta ocasión, las alianzas se destacan en los encuentros con líderes como Xi Jinping, Narendra Modi y Cyril Ramaphosa, en un ambiente más cercano y alejado de la distancia que impuso la pandemia.

Los Brics, que agrupan a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ahora cuentan con la participación de Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos en esta cumbre, mientras Arabia Saudí evalúa unirse. Juntos, representan el 45% de la población mundial y el 35% de la producción global (ajustada a paridad de poder adquisitivo). Para Putin, este grupo es un contrapeso a Occidente y el germen de un "nuevo orden mundial". Sin embargo, su creación, en 2001 por el economista Jim O'Neill, fue originalmente pensada como un vehículo de inversión para economías emergentes, no un bloque geopolítico.

A pesar de las dificultades para actuar como un bloque homogéneo, los Brics han ganado peso global. Países como Rusia e Irán son abiertamente hostiles a Occidente, mientras que India y los Emiratos Árabes mantienen relaciones comerciales con él. Las tensiones entre miembros, como China e India, o Egipto y Etiopía, también complican la cohesión del grupo. No obstante, China, como la mayor potencia económica, sigue siendo el pilar que da sentido al conjunto.

La guerra en Ucrania y la reciente escalada en Gaza han permitido a algunos miembros de los Brics distanciarse de la influencia de Washington, mostrando su descontento con la política exterior occidental. Aunque el foro aún está lejos de metas ambiciosas como crear una divisa común que desafíe la hegemonía del dólar, este distanciamiento refleja un cambio de época.