Israel y la guerra sin fin
José Luis Elizondo T.
El pueblo judío de Israel ha dejado una huella indeleble desde su génesis hasta nuestros días: la guerra.
Desde que Abraham, padre del judaísmo, del islamismo y del cristianismo, recibió el llamado de Dios para dejar las tierras mesopotámicas de Ur y dirigirse hacia la tierra prometida en Canaán, el pueblo israelita ha atravesado numerosos episodios de guerra, que perduran hasta nuestros días, como la reciente guerra contra el grupo guerrillero palestino denominado Hamas.
El pueblo judío ha sufrido horribles genocidios a lo largo de su historia, como el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial y los pogromos que tuvieron lugar en varios países europeos durante los siglos XIX y XX. Además, han enfrentado expulsiones, como la que ocurrió en España en 1492, cuando los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos de ese reino.
Las diásporas que se sucedieron en la historia permitieron a los judíos dispersarse por todo el mundo, lo que generó, en algunas regiones, un creciente sentimiento antijudío o antisemita, debido a su comunidad cerrada y su tradición religiosa inamovible. A finales del siglo XIX, el antisemitismo se exacerbó al tildarlos de antiliberales, lo que dificultó aún más la integración de los judíos en otras culturas.
Desde su llegada a Canaán en el siglo XIII a.C., comenzaron las luchas del pueblo judío por conquistar la tierra prometida. Durante la época de los Jueces, enfrentaron diversos conflictos internos por el control de Canaán.
Posteriormente, tras la muerte de Salomón, el reino de Israel se dividió en el Reino de Judá, al norte, y el Reino de Israel, al sur, lo que generó conflictos internos, ya que el templo ubicado en Jerusalén quedó en el sur. Entre los siglos IX y VII a.C., llegaron las invasiones asirias, la destrucción del Reino de Israel y el exilio de gran parte de la población.
Vivieron bajo el cautiverio babilónico hasta el siglo VI a.C., cuando se les permitió regresar para reconstruir el templo que había sido destruido por los asirios. Entre los años 165 y 160 a.C., se dio la rebelión de los judíos, liderada por los macabeos, en contra del imperio seléucida de los helenos, después de que Alejandro Magno ya había conquistado esa región.
Posteriormente, fueron conquistados por los romanos, contra quienes pelearon en diferentes épocas, hasta que fueron deportados a diferentes partes del mundo. Después, los palestinos ocuparon esas tierras, aunque casi siempre formando parte de algún imperio, ya sea el romano o el otomano. Incluso, formaron parte del protectorado de Inglaterra.
Aunque ya no era habitada por judíos sino por árabes y palestinos, esa región sufrió el asedio de la guerra religiosa que conocemos como las Cruzadas.
Desde 1948, cuando una resolución de la Sociedad de Naciones, antecesora de la ONU, aprobó la creación del Estado de Israel, la vocación guerrera del pueblo judío se ha manifestado en distintas guerras, como la de independencia contra los árabes entre 1948 y 1949. Ahí se afianzaron en el territorio que les concedieron, tomando también algunos territorios extra. Durante la crisis del Canal de Suez, las tropas israelitas tuvieron una destacada participación para que Inglaterra recuperara el control del canal en 1956. En 1967, se dio la Guerra de los Seis Días, en la que se anexaron más territorios árabes, ocupando la península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán
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En 1973, se dio la Guerra de Yom Kippur contra Egipto y Siria. Luego Israel invadió Líbano en 1982.
La Guerra del Golfo Pérsico, contra Irak, tuvo lugar entre 1990 y 1991, y las primeras y segundas intifadas, que son los levantamientos palestinos en los territorios ocupados por Israel, se han presentado desde 1987 hasta 2005.
La guerra en la Franja de Gaza, con el grupo Hamas, ha tenido numerosos episodios. El conflicto actual es el más reciente. Mientras tanto, Israel ya ocupa casi el 80 por ciento del territorio palestino
Si alguien me preguntara cuándo habrá paz en esa región, estoy casi seguro de que nunca la habrá, porque no hay paz sin justicia; y no hay justicia sin perdón y las ofensas que estos pueblos se han infligido durante siglos no son fáciles de perdonar.
¿Hasta qué grado pueden endeudarse los gobiernos?
5-oct
José Luis Elizondo T.
No hay gobierno, me atrevería a decir en el planeta, que no recurra a la deuda pública para invertir recursos frescos a programas que contribuyan a un mejor desarrollo nacional y a procurar una mejor calidad de vida de sus habitantes, pero hay de gobiernos a gobiernos y de deudas a deudas.
¿Hasta qué grado es prudente endeudarse? Según algunos especialistas, cada gobierno debe medir su capacidad de endeudamiento, de acuerdo a su capacidad de pago, en función de sus ingresos, sus activos y la relación entre el monto de la deuda y el PIB. También se considera el riesgo crediticio, que miden las agencias especializadas, como son Standard & Poor's, Moody's, Fitch, por señalar las más conocidas; y desde luego, el mantener una política fiscal y monetaria responsable, ayuda a obtener nuevos créditos.
Recientemente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público dio a conocer, a través de un boletín de prensa, un breve informe sobre las finanzas públicas y la deuda, donde señaló que “al cierre de agosto, la deuda neta del Gobierno Federal se ubicó en 12 billones 61 mil 743.3 millones de pesos. Del total de esta deuda, 83.7% corresponde a deuda interna”[i] además de mencionar que ese monto del endeudamiento equivale al 46.5 del PIB, cifra que desde mi punto de vista, es bastante elevada.
Si a ese dato se le agrega que el déficit presupuestario ascendió a 524 mil millones de pesos, lo que representa un 90 por ciento mayor al registrado en agosto del año anterior, y es, según los especialistas, el déficit más alto desde hace más de 30 años, entonces, el panorama económico de México para el fin del sexenio no luce tan amigable, y que asuma la Presidencia de la República el año que viene, recibirá una bomba de tiempo que le podrá estallar en cualquier momento.
Si mi calculadora no me falla, al dividir 12 billones de pesos entre cada uno de los 125 millones de mexicanos que habitamos este país, la deuda per cápita sería de 96 mil pesos.
¿En Nuevo León como andamos con la deuda pública? Porque de todos los estados de la república, es nuestro estado el de mayor deuda per cápita.
El gobierno de Rodrigo Medina, a quién se le crucificó por el alto endeudamiento que dejó en Nuevo León entregó a Jaime Rodríguez una deuda de 35 mil 057 millones de pesos a largo plazo y 2 mil 200 millones en deuda de corto plazo.
El gobierno de Jaime Rodríguez le dejó a Samuel García una deuda a largo plazo de 50 mil 591 millones de pesos y cero pesos en deuda de corto plazo, es decir, aquel que dijera en su toma de protesta, “se acabó la fiesta a los ratones” incrementó la deuda en un 57 por ciento de como la recibió. Estos datos son oficiales y vienen en los informes de deuda pública que aparecen en la página del gobierno del Estado.
El gobierno de Samuel García, al segundo trimestre del presente año, es decir, a 21 meses de asumir el poder, registró como deuda a largo plazo 63 mil 222 millones de pesos y la deuda a corto plazo asciende a 2 mil 966 millones más.
En este primer tercio de la administración, el incremento de la deuda es del 30.8 por ciento de como la recibió el actual gobierno. ¿Es demasiada o es aceptable ese monto de deuda contratada? Solamente el Tesorero del Estado tiene la respuesta.
Por lo pronto, cada nuevoleonés tendrá que sumar otros 11 mil pesos a la deuda per cápita.
[i] https://www.secciones.hacienda.gob.mx/work/models/estadisticas_oportunas/comunicados/ultimo_boletin.pdf
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