Sepulcros blanqueados
- José Luis Elizondo T.
- 25 oct 2024
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José Luis Elizondo T
Mateo 23:27. “¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas. Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad”.
La reforma al Poder Judicial, impulsada a toda prisa y sin miramientos, por las bancadas de MORENA en las Cámaras de Diputados y de Senadores, está viciada en todo el procedimiento.
Llevaron a cabo foros en distintas ciudades, pero estos no cumplieron su propósito, pues las voces de juristas y especialistas fueron ignoradas y no se hicieron cambios al proyecto original. Estos foros se convirtieron en una simulación, una actividad de “oídos sordos” que reveló el carácter unilateral de la propuesta.
Para la aprobación de la reforma, Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Federal Electoral, previamente coptados por el oficialismo, omitieronatender los reclamos de los partidos de oposición, para darle al partido en el poder una mayoría artificial que no obtuvieron en las urnas.
Con esta mayoría ficticia el grupo legislativo de Morena avanzó sin resistencia en la Cámara de Diputados y presionaron o sobornaron a algunos senadores que de pronto vieron las bondades de cambiarse a Morena, o decidieron no asistir a la sesión en la que se votaría el proyecto de reforma.
Utilizando prácticas legislativas irregulares y sin ofrecer argumentos sólidos para respaldar las reformas, los morenistas aprobaron también modificaciones a las leyes secundarias con la intención de desmantelar el Poder Judicial. Como ejemplo, implementaron un mecanismo insólito, una tómbola para seleccionar aleatoriamente a los primeros jueces de distrito y magistrados de circuito que asumirán en el próximo año. Este método no solo atenta contra los derechos adquiridos de los jueces y magistrados actuales, quienes han alcanzado sus puestos mediante la carrera judicial y después de superar rigurosos exámenes de oposición y capacitación, sino que también erosiona los principios de mérito y competencia profesional que deberían regir en el sistema judicial.
El colmo es que aún no desaparecen al Poder Judicial, pero para efectos prácticos ya no existe, porque durante todo el proceso se han presentado decenas amparos, procedimientos de inconstitucionalidad y toda clase de recursos jurídicos, mismos que el Ejecutivo y el Legislativo han decidido no hacerles caso, lo peor es que ambas cámaras legislativas ha aprobado que la Presidenta Sheinbaum puede desacatar cualquier decisión de la Suprema Corte de Justicia, lo que es un atentado al Estado de Derecho y a nuestra Carta Magna.
Lo más lamentable es que entre las y los legisladores de Morena hay muchos que saben claramente el daño que le están infligiendo al país y a todos los mexicanos, al desarticular un principio de toda democracia y del estado republicano: la división de poderes, los pesos y contrapesos.
Sin estos contrapesos, México no solo avanza hacia un modelo autoritario, sino que arriesga desmoronar las bases de su democracia. Por eso, quienes promueven esta reforma se asemejan a esos sepulcrosblanqueados que denunció Mateo. Se envuelven en el discurso de la defensa de la patria, pero sus acciones revelan una traición profunda a los principios que deberían proteger. Bajo la apariencia de justicia y renovación, alimentan el resentimiento y el abuso de poder, conduciendo al país hacia una oscura etapa de sumisión y control. La historia juzgará con severidad a quienes, con promesas de progreso, están arrasando con la justicia y la libertad en México.
Sinaloa y Guerrero, dos estados fallidos.
José Luis Elizondo T.
La absurda e irracional política de abrazos, no balazos, implantada por el régimen lopezobradorista está dando como resultado el surgimiento de estados fallidos. En estos estados, lejos de trabajar por el bienestar de su gente, han cedido a las bandas criminales el control de importantes áreas de gobierno.
El atroz asesinato del Alcalde electo de la ciudad de Chilpancingo, Alejandro Arcos y dos de sus principales funcionarios municipales, han generado un impacto significativo en la gobernabilidad estatal, La gobernadora se ha visto superada por la inseguridad que reina en esa entidad.
Las bandas criminales ya no solo controlan el trasiego y venta de drogas a través del narcomenudeo, o a la extorsión también conocida como cobro de piso, o el secuestro. Ahora han infiltrado a los gobiernos municipales y el estatal, donde el botín más anhelado por estos grupos criminales es el presupuesto. Controlan, además de las áreas de seguridad pública municipal o estatal, las áreas de obras públicas, desarrollo urbano y las áreas de inspección, tanto estatal como municipales.
La gobernadora Evelyn Salgado enfrenta la creciente y peligrosa presencia de las bandas criminales en todo Guerrero, al mismo tiempo que lidia con las tragedias ocasionadas por fenómenos naturales como el huracán Otis el año pasado, y recientemente por el huracán John, que han dejado a su paso miles de damnificados, enormes daños materiales y la siempre lamentable pérdida de vidas humanas.
En Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha no se atreve ni a vivir en la capital, Culiacán. Los “culichis” comentan que pasa más tiempo fuera del estado que gobernando su entidad.
Culiacán y otras localidades del estado se han convertido en verdaderos escenarios de guerra por la sangrienta pugna interna que existe en el cártel de Sinaloa, tras la escisión entre “los chapos” y “los mayos”. Esta cruenta luchaha provocado un notable ausentismo laboral y escolar.
Nadie quiere arriesgarse a estar en la calle en medio de una batalla campal entre ambos bandos. También le temen, especialmente los hombres, a ser levantados para llevarlos, con todo y vehículo, para ser usados como carne de cañón a los frentes de batalla.
Es urgente que la estrategia de seguridad anunciada por la Presidenta Sheinbaum abandone la política de los abrazos y se enfoque, con inteligencia y con estrategias verdaderamente probadas, a erradicar la ingobernabilidad, el crimen organizado y los estados fallidos que empezarán a florecer en otras entidades si no actúan con rapidez y eficiencia.
Ese empeño que ha puesto en la destrucción del Poder Judicial, debiera ser redirigido para ofrecer más y mejor seguridad para las y los mexicanos.
La tormenta perfecta...
Conflictos globales y el riesgo de una nueva conflagración mundial
José Luis Elizondo T.
La escalada militar entre Israel y los palestinos, principalmente contra Hezbolá y Hamás, el ataque de Irán a Israel, la prolongada guerra de invasión de Rusia sobre Ucrania, la guerra comercial entre China y Estados Unidos, y las inminentes elecciones presidenciales en nuestro vecino del norte son un caldo de cultivo perfecto para el inicio de una nueva y peligrosísima conflagración mundial. En este contexto, las armas de tecnología avanzada y la inteligencia artificial se perfilan como una amenaza seria para la supervivencia en el planeta.
Un ataque generalizado de Israel contra Irán, por ejemplo, podría involucrar a más países árabes, lo que agravaría la situación y podría forzar la intervención de las fuerzas armadas estadounidenses, intensificando un conflicto de escala mayor.
Si miramos la historia, tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial estallaron a raíz de eventos inesperados. En 1914, el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austrohúngara, y su esposa Sofía, en Sarajevo, fue el detonante de la Primera Guerra Mundial en una Europa dividida y plagada de intereses en conflicto. Años más tarde, la invasión de Polonia por el ejército de Hitler fue suficiente para que Francia e Inglaterra le declararan la guerra a Alemania, país que se sentía víctima de los Tratados de Versalles tras la Primera Guerra Mundial.
Hoy, las alianzas entre grandes potencias, por un lado, Estados Unidos y la OTAN, y por otro, Rusia, China y algunos países árabes, están exacerbando la rivalidad y dificultando soluciones diplomáticas. Estas potencias, con intereses geopolíticos y económicos en conflicto, están cada vez más comprometidas en la defensa de sus aliados, lo que hace aún más difícil evitar una confrontación directa.
Indiscutiblemente, las tensiones entre Israel e Irán podrían movilizar a otros países árabes o exacerbar divisiones internas en esas mismas naciones, polarizando aún más la ya complicada región de Medio Oriente. Si las tensiones militares se agravan, y peor aún, si se desata una tercera guerra mundial, las implicaciones económicas serán devastadoras para todo el planeta. Se prevé un impacto severo en el suministro de energía, particularmente en Europa, y en los mercados financieros globales.
Además, la crisis humanitaria sería incalculable. Desplazamientos masivos, crecientes presiones sobre los sistemas de refugio y violaciones de derechos humanos serían solo algunas de las consecuencias más inmediatas. La experiencia con los refugiados sirios, por ejemplo, demuestra cuán rápidamente los sistemas de asilo pueden colapsar bajo la presión de conflictos prolongados.
En este escenario, la tecnología avanzada y la inteligencia artificial jugarían un papel central en la conducción de los conflictos. Sistemas autónomos, como drones y armas controladas por inteligencia artificial podrían acelerar los enfrentamientos y reducir la capacidad humana de intervenir en decisiones fatales. Esto haría que los conflictos fueran no solo más rápidos, sino también más destructivos e impredecibles, aumentando la probabilidad de errores catastróficos.
El fracaso de la diplomacia podría llevar al mundo a un conflicto de proporciones globales, por lo que es urgente que las naciones hagan un llamado de paz. Sin embargo, la solución no radica únicamente en condenas generales, sino en la acción concreta de líderes globales para establecer diálogos y acuerdos. Un líder que podría contribuir a restablecer los cauces diplomáticos es el Papa Francisco, Jefe de Estado en el Vaticano, quien ha demostrado una capacidad única para mediar en conflictos internacionales.
El costo humano de una posible conflagración mundial es incalculable. Los líderes del mundo deben hacer un llamado a la sensatez, al diálogo y a la paz. La historia nos ha enseñado que la guerra trae consecuencias devastadoras, pero también que los conflictos pueden ser evitados con la voluntad política adecuada.
No hay una solución fácil, pero debemos hacer un esfuerzo para que cada gobierno del planeta se comprometa con la paz y busque soluciones pacíficas a los conflictos internacionales. La guerra debe ser desterrada como herramienta política, y en su lugar, la diplomacia, el diálogo y la cooperación deben prevalecer.
AMLO y la Presidencia Imperial
José Luis Elizondo T.
En la década de los noventa, el historiador Enrique Krauze publicó su célebre libro La Presidencia Imperial, donde examina las gestiones de nueve presidentes de México, quienes gobernaron de manera autoritaria, ya que contaban con el respaldo de los otros poderes y con partidos de oposición si presencia electoral. Krauze describe este régimen como una “dictadura perfecta”, término acuñado por el escritor Mario Vargas Llosa, señalando el autoritarismo que caracterizó a esos gobiernos.
La llegada de la democracia en 1994, cuando el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, trajo consigo un nuevo rumbo para el país. Los partidos opositores ganaron terreno y comenzamos a vislumbrar un cambio real en el sistema político mexicano. Sin embargo, la misma democracia que nos prometió un futuro distinto ha sido el canal que ha permitido el resurgimiento de las presidencias imperiales, ahora en manos del presidente Andrés Manuel López Obrador.
López Obrador, desde su llegada al poder, ha trabajado incansablemente para socavar los avances democráticos y desmantelar el sistema de pesos y contrapesos que se había consolidado en las últimas décadas. No solo controla, a través de su partido, ambas cámaras del Congreso de la Unión y la mayoría de los congresos estatales, sino que ha comenzado un proceso preocupante de debilitamiento de la autonomía del Poder Judicial. En este contexto, López Obrador ha reinstaurado una versión moderna de la presidencia imperial, en la cual sus decisiones están por encima de cualquier consideración legal o política.
Este control absoluto del poder que López Obrador ha logrado construir, numerosas veces con aseveraciones notoriamente falsas y promoviendo la división de la población, contrasta con la figura del opositor que él mismo fue en su momento, cuando señalaba y denunciaba los abusos del régimen del PRI y posteriormente del PAN. Hoy, paradójicamente, personifica el poder omnímodo y cuestionable que tanto criticó, haciendo de su gobierno un reflejo de aquellos años que, en teoría, habíamos dejado atrás.
Dentro de pocos días, a partir del primero de octubre, asumirá la presidencia la primera mujer en la historia de México, la Dra. Claudia Sheinbaum, quien tiene un pasado ligado a movimientos de izquierda en el país, a diferencia de su antecesor que militó en el PRI.
Tenemos que darle a la Presidenta electa el beneficio de la duda, por lo que las y los mexicanos esperamos que rectifique algunas de las cuestionables y autoritarias decisiones tomadas por el último Presidente Imperial que nos ha gobernado.
La crisis constitucional que heredará Claudia Sheinbaum
José Luis Elizondo T.
En sus últimos días como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se ha dado a la tarea de destruir, desmembrar y desestabilizar el país que dejará a su sucesora. Al parecer, tendrá uno de los arranques de sexenio más complejos de sexenio, desde hace más seis décadas, con excepción del sexenio de Ernesto Zedillo, quien enfrentó una de las peores crisis económicas de la vida moderna de México.
La nueva presidenta, además de lidiar con una hacienda pública insuficiente, enfrentará la crisis de seguridad derivada del elevado número de desapariciones y homicidios que ocurren en el país, así como el enfrentamiento entre diversos cárteles, en Sinaloa como en Nuevo León, Michoacán y otros estados donde el crimen organizado tiene un control casi gubernamental. La política de abrazos, no balazos, ya demostró su total ineficiencia para devolver la seguridad a los mexicanos.
Además, la nueva administración también recibirá un sistema educativo y de salud en crisis, con serios rezagos en la calidad, infraestructura y recursos, tanto en las clínicas como en las escuelas, que distan mucho de la promesa presidencial de estar al nivel del primer mundo.
Sin embargo, la más grave crisis que tendrá que enfrentar, y que exigirá toda la inteligencia y astucia que pueda tener, es la crisis constitucional que ha propiciado la apurada y cuestionable reforma al Poder Judicial.
Una crisis constitucional ocurre cuando el marco legal y político de un país, normalmente guiado por su constitución, se enfrenta a una situación en la que las reglas fundamentales no se pueden aplicar o son gravemente desafiadas.
Estas crisis ponen en riesgo el orden político y pueden llevar a la inestabilidad, al debilitamiento de las instituciones y, en casos extremos, a cambios radicales en el sistema de gobierno.
El conflicto generado entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo contra el Poder Judicial, al aprobar de manera unilateral la reforma constitucional a ese Poder, para elegir en las urnas a los integrantes de este último sin considerar la opinión de los integrantes de la judicatura, constituye un grave riesgo al sistema de impartición de justicia en México. Genera inquietud entre jueces y justiciables, y facilita a los grupos del crimen organizado puedan acceder a cargos judiciales, lo que abre una brecha enorme a la ya grave crisis de impunidad ante los delitos de alto impacto.
Al comprometer la independencia judicial, se corre el riesgo de desmantelar uno de los principios fundamentales de una democracia: la separación de poderes.
Esta reforma es contraria a los tratados internacionales que México ha firmado y se ha comprometido a respetar, ya que estos tratados están en el mismo nivel jerárquico que las normas constitucionales.
Además, desafiar desde el Ejecutivo al Poder Judicial en los últimos días de su mandato sólo significa que dejará que le estalle la bomba de esta crisis de constitucionalidad a su sucesora.
El éxito del próximo gobierno, dependerá en gran medida de su capacidad para contener esta crisis constitucional. Si no lo logra, no solo la imagen de México en el exterior y la estabilidad política del país estarán en juego, sino el futuro de nuestra democracia.
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