Invasión
Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal
“Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien, importa más que el hacerlas” Antonio Machado
El avance de la tecnología ha permitido la reducción de los costos de los equipos de producción de video, de tal suerte que grabar programas con buena calidad esté al alcance de cualquier bolsillo. De hecho, se pueden hacer producciones con un solo teléfono celular para emitirlos en redes sociales y la resolución del video es más que aceptable. Sin embargo y como siempre ocurre, el hecho de que tengan “los fierros” no hace que los encargados de la producción realicen programas con un nivel “aceptable”, ya que al desconocer aspectos básicos cometen garrafales errores. Tomas, encuadres, escenarios, backs, iluminación, audio, deben ser aspectos a considerar, pero hoy cualquier pone una cámara, un teléfono, se arranca como “El Borras” y lo que sale, lo sube a sus redes sin más; nada de edición, de producción, de cuidar las cosas. Pero si los nuevos fenómenos de la producción televisiva se vuelan la barda, mucho más lo hacen los candidatos a puestos de elección popular que sin preparación alguna se apoltronan en un set y se dedican a hablar sin orden, sin estrategia, sin la más remota idea de lo que deben decir. Una entrevista debe ser una oportunidad para conseguir votos y adeptos, no una exhibición de la incapacidad del entrevistado para comunicar. He visto en los días recientes emisiones carentes de calidad, con pésima producción, en la que encima hay candidatos(as) que antes de ponerse frente a una cámara deberían verse a un espejo para cuidar su imagen y, peor aún, pedir orientación y ayuda para saber qué decir. Sí, es muy barato, pero lo más grave es que por esas producciones “rascuaches” terminan pagando dinerales, sin que les acarreen un solo voto y todo por sentirse tomados en cuenta.
Contundencia
Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal
9-abril
“Poner el remiendo junto al agujero nunca es la mejor solución” Jules d'Aurevilly
Comienzo el domingo, luego del Clásico y me topo en redes sociales con un video de Lorenia Canavati que rompe el paradigma que aprendí desde niño de que las tortillas de harina se deben voltear únicamente dos veces para que queden perfectamente cocidas, es decir, la plantas y coces de un lado, la volteas y coces del otro y luego la rematas para que se infle y sacas del comal… más veces es pecado. Pues dice Lorenia que no y ante ello me pregunto, ¿cómo es que pretende ser alcaldesa de San Pedro si no sabe esta ley de vida sobre las tortillas? En un video de carambola de dos bandas, Canavati se promociona pero promociona también su negocio que yo pensé que sólo vendía tortas y hoy me entero que también tiene tacos mañaneros, aunque no sepan cocer las tortillas de harina. Horas más tarde en las mismas redes sociales me topo con una entrevista en la que Lorenia habla de cómo se perdió el nombre original de los restaurantes de su abuelo de Kings Burger por una demanda y tuvieron que cambiarle el nombre a Tortas Jocker. Y dices bueno, eso servirá tal vez para conocer el perfil de la candidata, aunque no creo que sea de gran utilidad para jalar votos en San Pedro. Cierro el día y veo un post de Código Magenta que reproduce un video posteado por Lorenia en donde habla de la seguridad en San Pedro y afirma que lo del municipio blindado que vendió Mauricio Fernández fue un mito, agregando que en realidad lo que hizo fue promover el problema, no la solución, que Mauricio no pudo y asegurando que ella sí puede. Ofrecer una solución real a un problema tan complejo en tan sólo un minuto es harto complicado. El asegurar que ella sí puede, sin decir cómo es que pretende hacerlo, es aventurado, porque una verdadera coordinación, como dice en su spot, es sólo una parte del complicadísimo asunto. Más allá del tema de la seguridad, que me parece un acierto abordarlo pero debo cuestionar el cómo lo hace, el punto hoy se centra en la disparidad de conceptos y mensajes, en la imagen que proyecta la candidata que atomiza su presencia con mensajes distintos, alejados de las preocupaciones reales de las personas, cuando no tiene tiempo para ello y debería focalizar sus esfuerzos en convencer a los indecisos y sumar. Puede que no esté en mis posibilidades el enseñarle algo sobre comunicación política y
campañas, pero lo que sí le ofrezco de todo corazón es mostrarle el método real de cómo cocer tortillas de harina en sólo tres pasos y dos volteada
Mitos
Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal
10-abril
“Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables” Ernesto Sábato
Los jóvenes son el grupo poblacional al que más tiempo, dinero y esfuerzo dedican los equipos de campaña durante las elecciones por la sencilla razón de que componen el sector poblacional más numeroso del electorado. Sin embargo focalizar mensajes y estrategias a este segmento no siempre redunda en votos, porque en mucho los estrategas fallan en la interpretación de lo que a los chavos verdaderamente les interesa y así, se dedican a interpretar lo que les dicen en sus sondeos, sin validar si sus preguntas son las adecuadas. Los jóvenes son propensos a inclinarse en corto por lo “políticamente correcto”, pero cuando profundizas te das cuenta de que los valores o ideas que en apariencia defienden, no son tan relevantes al momento de ejercer el voto. Ayer leí un artículo del Wall Street Journal que afirma que a pesar de que el presidente de los Estados Unidos Joe Biden ha invertido una enorme cantidad de dinero para abordar el cambio climático, a los jóvenes parece no importarles. Una encuesta del propio medio, que consultó a votantes en siete estados indecisos en marzo, encontró que sólo el 3 por ciento de los votantes entre 18 y 34 años dijeron que el cambio climático era su principal tema, y la mayoría citó la economía, la inflación o la inmigración, lo que va en línea con los votantes de todas las edades; apenas el 2 por ciento citó el cambio climático como su tema principal. En México tenemos funcionarios de todos los niveles, principalmente alcaldes, que viven centrados en los temas del cuidado del ambiente, creyendo que con ello lograrán las simpatías de los jóvenes, pero puedo asegurar que no es así. Si una encuesta como la del WSJ se aplicase aquí, con seriedad y una batería de preguntas adecuada, nos daríamos cuenta de que a nuestros chavos les preocupan y ocupan los mismos temas que a la gente de edad adulta: seguridad, movilidad, economía. En el área metropolitana de Monterrey están preocupados por la escasez del agua, pero no tanto por la contaminación ambiental; lo pueden citar, pero no es una prioridad para ellos. Un simple cruce de preguntas validado en tres ocasiones nos dará la razón.
Igual ocurre con temas como la promoción en redes sociales. Hoy los candidatos casi centran sus esfuerzos ahí diseñando mensajes para jóvenes y cuando te adentras en el rango de edades de quienes acuden a las urnas te das cuenta de que son verdaderamente pocos los que votan. Sí, las redes sociales son importantes, pero en un espectro más amplio y mucho más inmediato. Hay muchos mitos creados en base a la interpretación que los “gurús” le dan a la intención del voto como el caso del cambio climático. Lo cierto es que los disparadores de esa decisión son mucho más profundos que el simplismo que pretenden darles los genios de la estrategia.
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